
Pietro Testa
(Lucca, 1607/11 – Roma, 1650)
Alegoría de la masacre de los inocentes
Óleo sobre lienzo, 123,5 x 173,5 cm
Se trata de la obra maestra de Testa y perteneció, junto con el hermoso Sacrificio de Ifigenia, que también se conserva en la Galería Spada, a la colección del cardenal Fabrizio. La Masacre de los inocentes, cuadro ejemplar del resurgimiento de la pintura renacentista veneciana en la segunda mitad del siglo XVII y de la influencia del arte de Nicolas Poussin, une de manera «conceptual» y barroca los dos momentos del Evangelio de Mateo: el de la masacre de los niños y el de la huida a Egipto. La escultural figura del verdugo, en quien recae todo el significado de la inmensa tragedia, debe mucho al incansable estudio de la antigua obra del artista. Al fondo se representa un espléndido paisaje fluvial, mientras que en la barca de la Sagrada Familia que huye ya podemos ver, a modo de anticipación y síntesis cristológica, el símbolo de la cruz. Arriba, rodeada de querubines y sosteniendo un cordero en brazos, se encuentra la cándida aparición de la Inocencia, que se ejemplifica en los repertorios iconográficos utilizados por los pintores. Con su gesto, expresa su intento de recordar al asesino su humanidad, abandonada en la furia ciega, y subvierte al mismo tiempo el orden natural de las cosas. La obra se remonta a finales de la década de 1630 o principios de la siguiente.